Capítulo 3 parte II:
"Ambiciones".
Gregor ya cedía. Comprendía y aceptaba que Marvin; era mas listo y capaz de resolver hasta el caso mas complejo.
En efecto, Marvin fue a visitar al forense. Al médico que miró dentro del Sr. Andrews; el doctor Swan. Éste redactó un informe de la autopsia post mortem del cadaver del antes mencionado; el Sr Andrews.
La visita fue fructífera. Ligera y llevadera; también decisiva. Marvin entró en el depósito de cadáveres recientes. El sr Andrews ya estaba enterrado; pero sus dientes, uñas y fragmentos de una especie de Goma o caucho negro que circulaba en su estómago, estaban en una bolsa de pruebas. Ante una mesa de acero inoxidable; el doctor Swan y el detective Marvin examinan y comparten opiniones.
-Y bien detective, ¿qué opinión le merece esto?
-estoy... Digamos pensando, a la vez que giro este maldito cubo pienso en hacer un... Puzzle, o rompecabezas imaginario para entender. Entender lo que tengo delante de mí.
-Y, ¿cómo va? -Interrumpió al ver que Marvin seguía encerrado en los movimientos del cubo.
-Por ahora sólo tengo la cara naranja, es algo complica... -el Doctor Swan le interrumpió.
-me refiero a su... Rompecabezas mental
-¡Ah! Claro. -Entonces guardó el cubo-. Verá, resulta que hace unas horas, con el detective Gregor hice una pequeña reconstrucción en la que estaban presentes estos mismos elementos. ¡Curioso! Mi más aproximada explicación es qué -cogió un diente con una mano enguantada- tal como se muestra en el diente, -señaló el diente con la otra mano-. Con esa especie de viruta negra alrededor, y tal como esos fragmentos negros de dentro del estómago puedo aventurar; tal como esta mañana, que el señor Andrews mordió el volante, tal vez para controlar el vehículo. Con lo que es posible que le maniatasen.
-No, el cuerpo se hallaba sin ataduras en el coche, ni cuerda, ni cinta americana o celo. Nada.
Marvin se acarició la barbilla con el pulgar y el indice, con el codo apoyado en la palma de la otra mano.
-Entonces... Bueno, el que todo lo sabe me dará alguna explicación
-¿El que todo lo sabe?
-Si, el todopoderoso APCOAS
El APCOAS era: ARCHIVOS. POLICIALES. CLASIFICADOS. ALTAMENTE. SECRETOS.
-ah... Bueno detective. ¿Y de las uñas qué opina?
-¿Tienen fibras o carne? -Dijo Marvin que jugaba con los senos de un cadaver de mujer recientemente muerta-. ¿sangre quizás?
-Tienen un poco de sangre. -El doctor Swan alzó la vista y se sorprendió al ver a Marvin jugando con aquella mujer-. ¡Pero señor!, ¿qué hace?
-Es curioso eh, incluso después de muerta tiene esta parte del cuerpo a una temperatura estable
-¡Está loco! No toque a la señora pentexas
-oye no pasa nada, no se va a quejar ¿cierto?
-¿Se lo toma todo a broma?
-No, pero lo gracioso sí
-Tocar los senos a una mujer fallecida no lo es sr Marvin
-Ni siquiera son suyos, se nota que son operados.
-si pudiera levantarse de seguro que le daría a usted una buena bofetada
-no es para tomarselo tan a pecho, de todos modos lo tiene de plástico. El plástico no piensa
-¿Le han dicho alguna vez que sus modos son inadecuados?
-Si me dieran un dolar cada vez que dicen eso de mi, podría tener a todas las chicas operadas del mundo, como a ella, ¿verdad chica? -Dijo mirando a la difunta señora Pentexas
-Es usted incorregible
-Eso... Tambien me lo dicen mucho, bueno. Dejemos ya... A la señora Pentetas... Perdón Pentexas. Dejemos a un lado esto y dígame. Hay sangre ¿cierto?
-Sí, la hay. La mandamos examinar pero no hay código genético. Es decir; no pertenece a nadie.
-A nadie... O a alguien que no tenga papeles o no esté registrado. Ya examinaron el tubo de pastillas de cafeína en busca de huellas y tampoco... Nada. Creo que estamos ante un caso realmente difícil. Una conspiración, un asesino detrás de todo esto. ¿Quién ordenó matar al señor Andrews? Todo un misterio de momento. ¿no cree doctor Swan?
-Creo detective que si de verdad hay un asesino; es torpe.
-¿Por qué dice eso? Podemos estar tratando ante un sicario profesional. Alguien que se borró las huellas con ácido sulfírico, por ejemplo. De ser así... Nada más puedo decir, qué claro queda. Lo ves, se ha quedado blanca la señora Pertexas, a ella le escama todo esto.
-sí... Seguro, ¿ahora qué hará Marvin?
-Pues buscaré la forma en que introdujeron al señor Andrews en el coche, -miró su reloj-. Si no se me ha adelantado Morgan, que seguramente si.
-Vaya usted, detective. Cuando tenga noticias nuevas, ¿le importaría avisarme?
-Por supuesto. Creo que en breve tendré que llamarle, hallará noticias mías en breve.
Sin decir otra palabra, salvo "adios señora pertetas", Marvin salió a fuera. Fue a su despacho, en el camino no dejaba de darle vueltas. Montado en su Chevrolet Camaro le daba vueltas a su cabeza a la vez que al cubo. Hasta que un control policial que no pudo burlar le detuvo; como detective no tenía ningún tipo de preferencia policial. De modo que le bajaron del coche con tres gramos; con el cubo en sus manos mientras conducía y sobrepasando la tasa de alcohol en sangre.
"Incorregible, eres incorregible". Decía Morgan cuando fue a pagar su fianza.
-No debería ser usted así detective, tan dado a las drogas y al alcohol.
-supuestamete era usted quien debería meterme en vereda, que esté así es culpa suya. -añadió Marvin sonriendo, que era incapaz de permanecer serio-. Esfuérzese más por hacer de mí una persona.
-Marvin, esto no es un juego; muestra seriedad
-Crees que no lo hago. He dejado que me cogiesen a propósito
-¿Cómo? ¿Por qué? Qué pasa. ¿Se aburría?
-Ni mucho menos mi querido Frankie... Realmente lo he hecho para continuar con el caso, aunque te parezca lo contrario
-Pero ¿cómo? Explíquese Marvin
-al ser detective, uno tiene ciertos privilegios, ya lo sabes. No te ponen en un calabozo normal. Eso es para maleantes
-O sea, para alguien perfectamente como usted
-No interrumpa y escuche, Morgan. La cosa es que no me han encerrado, simplemente me han esposado a una caldera, a la tubería de cobre de la caldera, entre el hueco de la pared y la tubería
-vaya al loro Marvin
-Bueno. Me han esposado ahí; una sola mano. La otra estaba completamente libre, con lo que estaba en una mesa de un poli que ni conozco, ante un ordenador. He accedido a los archivos policiales recientes de la APCOAS y ¡bingo!
-Y ¿cómo sabía que le iban a poner en alguna zona así y no en una celda?
-Actúo, luego pienso, querido Frankie
-Marvin; Frank a secas. Y otra cosa; eso no es excusa. Podía haber ido a preguntar como detective. Sea sincero
-Bueno, siendo sincero, me han pillado bebido, colocado y distraído. Me aburría así que he seguido trabajando, hasta esposado he conseguido información, no toda pero si la que necesitaba. De ahora en adelante llámame Marvin Houdini
-Y ¿que has descubierto? ¡Oh gran Houdini! -Morgan habló con notable ironía.
-Carxantín
-¿Carxantín?
-Sí. Un relajante muscular muy fuerte para animales; caballos, leones, elefantes.
-¿Qué quiere decir con eso?
-Vaya Frank. Le creía mas listo. Pienso que el caso del Sr. Andrews fue asesinato. Quizá le subieron al coche con el Carxantín inyectado en brazos y piernas, no pudo moverse y entonces recurrió a conducir con la boca; mordiendo el volante, hay pedazos de goma del volante en los dientes y muelas de Andrews. ¡Ah! Y en su estómago.
-Y como... ¿Como ha llegado a eso del carxan...
-Carxantín. Fácil, resulta que buscando en archivos policiales; hay casos similares, para fingir accidentes tal vez. Buena excusa eso del Carxantín. Lo curioso es que Swan no ha dicho que se usó tal sustancia
-Hablaré con él, fue el que hizo la autopsia, ¿deberíamos sospechar de él?
-No lo sé, pero lo de hablarle, Morgan. Déjemelo a mí, le informaré del Carxantín yo mismo.
-¿Por qué usted?
-Por que se coger antes a un mentiroso que a un... -hizo una pausa para seguir hablando sobre algo que haría que Morgan declinase la idea de ir a ver al doctor-. Además hay sangre, mucha sangre
-Ag... Que asco. -Puso un gesto de desagrado-. Me ha convencido
-Voy a telefonearle, volver allí es... Ir otra vez allí es... ¡Oh! una rutina tonta
-Es lo que tiene ser detective; Pasar mil y una veces por algún sitio.
-Yo soy la excepción, Doctor Morgan. Déjeme aquí mismo. Voy a merodear alrededor de la residencia Andrews y luego le telefonearé
-Será mejor que vaya a verlo, yo estaré con Hollow, con la subteniente Lindsay.
Marvin pensó en la anterior escena con el doctor, jugando con los senos de la difunta señora Pertexas. "evidentemente es mejor llamarle, no querrá verme por allí" pensó Marvin
-Creame, mejor le telefoneo. Morgan y Hollow... Le vendrá bien compañía femenina
-Usted siempre tan puntero Marvin. Anda baje; es aquí.
Marvin no se demoró un segundo en telefonear al veterano doctor Swan, en busca de una lógica explicación.
-Detective Marvin. Digame, tiene noticias
-me arrestaron hace un par de horas y bueno; si, tengo noticias
-¿le arrestaron? Como que le arrestaron
-Cocaina, bourbon; mezcla explosiva al volante
-¿Y quien más lo sabe? es decir; me ha llamado para que vaya a buscarle
-No, le llamo desde un teléfono público. Estoy en Church Street; cerca de la casa de la señora Andrews.
-¡Oh! Y que quería
-¿Conoce el Carxantín?
-Sí. He oido hablar de el. Un fuerte calmante de animales, se han dado casos en los que lo han utilizado para secuestros a personas; violaciones; operaciones de órganos para el mercado negro. ¿Por qué lo pregunta?
-creo que al señor Andrews... En fin. ¿Ha comprobado usted si pudieron inyectarle Carxantín?
-No hice una autopsia de elementos sanguineos, se trataba; aparentemente de un accidente. Puestos a investigar, llegó usted asegurando que era un asesinato y todo se vino patas arriba
-entonces no hizo una prueba de elementos en sangre
-No; pero si le tranquiliza, le gustará saber que el Carxantín deja unas pequeñas marcas redondas en la piel; de tono anaranjado. Las deja unos tres o cuatro días. Si le consuela saberlo le diré que el Sr Andrews no las tenía; así que descarto el uso del Carxantín.
-Bueno; un río menos al que meterme. Quedan aún siete o ocho ríos
-¿Cómo dice?
-Nada, pensaba en voz alta. Seguimos en contacto de acuerdo
-A su servicio, Marvin.
Marvin daba vueltas por el vecindario; esperando alguna anomalía en la mansión Andrews; tal vez una salida a hurtadillas de algún otro hombre, tal vez de la misma señora Andrews. Buscando una excusa para llamar a la puerta.
Antes de que pudiera seguir sentado en el banco dando vueltas al incomprensible cubo de Rubik le telefoneó la subteniente Hollow, habían pasado un par de horas desde que Morgan se fue con ella a investigar.
-Detective Jay Marvin al habla, ¿Dígame?
-Subteniente Hollow. Marvin¿Dónde estás? ¿Andas ocupado?
-En Church Street. Sentado sin saber que hacer aún, ¿por?
-Es Morgan... Le han disparado
-¡Dios! ¿Está bien? ¿Cómo ha sido?
-Está bien, una bala en el hombro, iba detrás de un joven latino en una persecución y le sacó el Arma. Ya sabe que Morgan no es de sacar armas, es más de persuasión
-Si lo sé... Pero... No se puede razonar contra una bala. Iré a verle en una hora. ¿En qué hospital está?
-En el de la cuarenta y dos
-Ah... Grandes recuerdos, conozco ese hospital, de cuando esnifé matarrat... -Dejó la frase a medias-. Ok. Pasaré a verle
-Yo estaré aquí. Tambien tengo que hablar con usted, y con Sorbero. Órdenes del teniente Carrie, ha recibido un llamado de Swan.
-Pues... En una hora, mas o menos, estare ahí. Voy a indagar en el asunto Andrews.
Una llamada de Swan... Tal vez sería por el numerito de la señora Pertexas, algo poco apropiado en cualquiera. Pero tratándose de Marvin; era el pan de cada día.
Marvin pensaba, sin alegrarse; que tenía que posponer la cena con Morgan. Lo que le daba cierta ventaja para quedar con la señorita Tarles. Pero no se notó alguna emoción en su cara. Sin parecer tener algo mejor que hacer abordó la casa de la viuda señora Andrews, llamando a su enorme puerta de madera color caoba
-Hola, ¿en qué puedo ayudarle?
-Soy, Jay. Marvin, detective Jay Marvin. Estoy investigando la misteriosa muerte de su difunto marido
-¿Misteriosa? No fue misteriosa, fue un accidente de coche
-Señora, mi trabajo es investigar. Y a eso he venido; si me deja pasar
-¿Tiene una orden?
-no, solo si usted me deja pasar, podré hacerlo
-Pase. ¿Quiere tomar algo?
-No, se lo agradezco, digame... -Miró su enorme techo pintado imitando la capilla sixtina-. ¿Su difunto esposo... Era problemático, debía dinero?
-No que yo sepa. Tampoco hablábamos mucho, sabe
-poca comunicación... Primera prueba para indicar que es usted sospechosa de su muerte -inquirió Marvin.
-¿me acusa de matar a mi marido?
-en su entierro, usted... Según Clara; no lloró ni mostró algún sentimiento. ¡Curioso! -Hincó su dedo índice en el aire-. Me dijo también que usted trae hombres a casa. Que iban a divorciarse; siendo claros señora Andrews: tiene todas las entradas para este aeropuerto.
-Clara... Me hablas de la misma Clara que se acostaba con él; su secretaria
-Me extraña que siendo inválida, le apetezca acostarse con alguien
-¿Inválida? ¿Perdone?
-Clara; la secretaria de aires sudamericanos. Es inválida ¿no?
-pues... No lo parece, encima de mi difunto marido no lo parecía
-Pero... Élla
-Élla se acostaba con él; desde entonces fue cuando comenzé a odiarlo. Yo siempre le fui fiel. En cambio... Usted viene aquí; me llama prostituta, interesada, y asesina. Y aún así quiero justicia y saber por que mataron a mi difunto marido; investigue a quién sea... Pero ante todo no deje de lado a esa zorra de Clara
-No se me escapa una señora Andrews... Pero, lamento haberla prejuzgado, tendré más cautela la próxima vez. Digame, ¿Rita es su criada no?
-Sí así es, es como de la familia
-¿de la familia? Clara también dijo que era una persona... Complicada, y exasperante. Esa fue la palabra que usó
-no, rita lleva con nosotros ocho años. Le hicimos los papeles y la dimos de alta. Está asegurada y bueno... Es alguien de confianza
-Curioso, ella dijo lo mismo, pero llevándolo a su terreno, digame ¿cuánto tiempo llevaba trabajando Clara?
-Unos veinte meses... Ahora señor Marvin, he de irme, es lo que tiene haberme quedado viuda; un sinfín de papeles qué tengo que arreglar. En fín...
-Si tengo noticias nuevas le avisaré.
A Marvin le habían engañado. De la forma suficientemente inteligente para saber que estaba enfadado. Tomo un poco de su blanca cocaína, y se sentó en el metro de camino al hospital con el cubo entre sus manos y algo afectado por los efectos de esa sustancia estupefaciente. Tranquilo y despejado; estaba con el cubo y su dichosa cara azul, intentando completarla y a su vez la naranja y la blanca; Le iba mejor de lo que le iba hace unos días. La visita a Morgan fue breve; era tarde para estar en la calle con el frío habitual de Chicago, pero temprano para cenar con la señorita Francesca Tarles. Hasta las diez había tiempo de sobra para pasar un rato con Morgan y para hablar con Hollow y Sorbero; sobre, tal vez el comportamiento inapropiado de Marvin. Pero él, asintía. Y ahora sí, tenía en mente a Francesca Tarles.
Continuará...
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