Capítulo 3 parte I:
"Ambiciones".
En efecto, la cena no tardó en llegar, Marvin seguía dormido cuando sonó otra mañana seguida el teléfono y de nuevo era Frank Morgan que había tomado la costumbre de madrugar y despertarle. Marvin descolgó y lo primero que dijo fue:
-dios... ¿Qué hora es? Y ¿Quién es?
-son las siete, muy temprano para usted Marvin, soy Frank
-las siete... ¿Pero esa hora existe? ¿A esa hora hay personas humanas despiertas? -Añadió en broma.
Morgan respondió con aire irónico.
-No Marvin, somos los primeros. Y ahora le recomiendo que se vista, tenemos trabajo. Le esperan en su despacho a las 8:05
-usted trabajando y llamándome concretando citas en mi despacho... ¿Esto que es una camara oculta?
-no se haga el gracioso Marvin. Dese prisa, le espero a las ocho.
-vale, pero de la tarde ¿no? -Marvin se reía por lo bajo.- Es una coña Frank.
Dejó el teléfono cuando la aguja dio las siete y cinco de la mañana, Marvin estaba super espabilado para la hora que era, una hora poco habitual para él. Despidió a una de sus novias; la de los Lunes. Se dió una ducha rápida con Guns And Roses sonando de fondo mientras el agua tibia caía por su nuca y su cuerpo en esa placentera ducha que le dejó como nuevo; eso y un vaso de Bourbon con soda y medio gramo que ya acabaron por relajarle del todo y hacerle sentir persona. Revisó todo; su maleta, su peinado, su corbata bien puesta y su cubo de Rubik en el bolsillo interno de su chaqueta haciendo un leve bulto en la zona de las costillas.
Todo listo y de camino a la central donde le esperaba Morgan más elegante de lo normal.
De camino en el metro, tenía el cubo en sus manos; haciéndolo girar. centrándose en completar al menos una parte... Estaba nervioso, le temblaban las manos. Marvin deseó como nunca que el metro parase y finalizase el trayecto para ir al servicio y relajarse con otro medio gramo. Frente a Marvin estaba una señora de aires gitanos con un destartalado vestido y unas largas uñas sucias con un gesto serio en la cara. Rompió el silencio hablando con Marvin
-Le pasa algo en las manos... Está demasiado nervioso, deme su mano, puedo ayudarle. Soy pitonisa
-Pitonisa, siempre pensé que la pitonisa era la hembra de la serpiente pitón. Igual que escarabajo y escaramuza.
-Me da su mano o no, puedo leer qué le pasa por un precio razonable
-Si acierta una sola cosa de mí le daré cien dólares
-Veamos... El origen de sus nervios, según la curva de la arruga de su manos, segun estas grietas... Vé que en la palma de su manos; justo en medio parece leerse una letra M... Eso es miedo, tiene miedo de algo, está nervioso por que no es consciente de que tiene usted una fuerte bajada de tensión debido a una bajada de glucosa. Tiene usted azúcar. Me aventuro a decir de usted qué es abogado; seguramente casado aunque no lleve el anillo, y me aventuro a decir que tiene un hijo.
-En una cosa tiene razón... En lo del miedo... Siento miedo si me pongo a pensar que tengo un hijo por ahí, perfectamente puedo tener alguno; tantas mujeres que ya he perdido la... -Dejó la frase a medias-. Soy detective Señora...
-Señorita -Recalcó.- Tarles, Señorita Francesca Tarles
-Pues como iba diciendo, soy policía, Señorita Tarles. No estoy casado; espero no tener un hijo por ahí... Y la razón de que mis manos tiemblen es de que necesito un gramo de cocaína; a ser posible acompañado de un trago de Bourbon.
-Me temo entonces, que he hecho el ridículo no es así señor...
-Marvin. Jay Marvin. Deme su mano, es mi turno
-¿Me va a leer la mano?
-No. Voy a examinarla; soy detective, lo de la mano es puro formalismo
-De acuerdo. Si acierta algo de mí...
Marvin interrumpió y le miró sus oscuros ojos
-Tenemos una cita, ¿de acuerdo?
A sabiendas de que esa misma mañana había dicho adiós a la enfermera que le atendió en el hospital. Había pasado la noche con ella y había quedado con ella para esa misma noche, ya que ella tenía el turno de mañana. Aún así Marvin se lanzó a por la señorita Tarles.
-De acuerdo, comienze cuando quiera.
-Uñas sucias, mano encallada, pelo grasiento, vestido casi harapiento... Gitana. Aunque bella, evidentemente oculta su belleza en ese estilo tan poco favorable para usted, quizá porque estuvo casada y su marido la golpeaba, la cicatriz de su ceja lo delata. No es grande pero se nota, no ha dejado demasiada marca. Esa actitud escondida y asustada indica que no confiará en un hombre durante mucho tiempo. De ahí que vista de forma que ningún hombre se fije en usted y en su escondido atractivo. Asustadiza y quebradiza como el cristal, aunque tal vez tambien dura y decidida, seguramente tiene spray antivioladores en su bolso por si las moscas ¿cierto?
-Así es... Correcto en todo
-Su nombre empieza por F; Falsedad; por que engaña a la gente. O Fogosidad; por que a pesar de todo creo que dentro de esa apariencia apagada hay una mujer fogosa. Prefiero la fogosidad ya que me debe una cita. Arréglese bien para esta noche, cenaremos en el Sud Simpson, esta es mi parada, he de irme.
-Espere sr. Marvin
-Sí...
-le ha faltado algo... -Bajó la voz y contunió-. Tengo un hijo
-Entonces lamentablemen... -No acabó de hablar cuando ella interrumpió.
-puede quedarse con mi hermana -opinó-.
-estupendo entonces -Marvin esbozó una sonrisa-. ¿Cómo se llama el crío?
-Jay
-¡Vaya! -Marvin se sorprendió, alzó una ceja-. Casualidad, yo me llamo Jay. -Marvin miró su reloj-. He de irme Señorita Tarles -miró su reloj por segunda vez-. Llego tarde
-Vaya usted sr. Marvin.
Concretaron una cita, Marvin estaba mas atento al nuevo caso que a la joven Tarles, pero aún así le hacía ocupar gran parte de su pensamiento. Así qué antes de subir al otro cercanías fue a los baños públicos del metro y sacó un gramo. Mas nervioso que antes lo esnifó y se dejó caer apoyado en la pared, miró al techo con los ojos cerrados, ya que la luz le molestaba. Se quedo ahí un par de minutos, recuperando el pulso con las manos puestas sobre la cara. Finalmente se repuso y se subió al metro que le dejaba justo al lado de la central de inteligencia de Chicago.
-Llega tarde Marvin -Morgan miró su reloj.- para variar
-Me entretuve hablando Frankie, vaya pareces mas serio así, bien vestido. Preparándote para la cena.
"maldición" pensó Marvin. Esa noche tenía la cena con Francesca pero recordó que tenía la cena con Morgan. Un infortunio que no esperaba.
Frank Morgan habló en voz baja rompiendo los pensamientos de Marvin.
-Límpiese la nariz, Marvin. -Dijo en voz baja seriamente-. Es usted incomprensible
-Irresistible Frankie, -recalcó Marvin pasándose la manga de su chaqueta por la nariz -. Esa es la palabra -recalcó Marvin con una taza de café con Bourbon Irlandés
-¿Qué tenemos Morgan? -Interrumpió Mickey Gregor.
Marvin preguntó extrañado.
-¿Quién diablos es este?
-Pregúntate quién eres tú muchacho enchufado- respondió Mickey poniéndose a la defensiva.
-Frank, -Marvin acudió a su torre fuerte.- vas a consentir que ese bastardo me hable así.
Frank Morgan medió entre los dos hombres.
-Chicos, debeis llevaros bien, hoy trabajareis juntos, Bommer os ha puesto juntos en este caso.- recalcó poniendose en medio del despacho con las manos en los bolsillos. Tranquilo. Viendo a Marvin a su derecha y a Gregor a su izquierda.
-No trabajaré con un enchufado, -Sentenció Mickey Gregor.- lo siento Frankie. Son incompetentes y molestos.
-Ni yo trabajaré con... Con quien me llama enchufado. -Marvin casi reía.- Que seas tan tonto de haber estudiado no es mi culpa.
-apuesto cien pavos a qué resuelvo el caso antes que tú -Mickey se alzó de su silla en señal de valentía.
-yo apuesto doscientos a qué me acabas pidiendo ayuda -Marvin seguía tranquilo con una sonrisa de medio lado en su rostro.
-De acuerdo, prepárate para perder cien pavos -inquirió Gregor saliendo por la puerta.
-como apuestes a menudo de esa manera tendrás que empeñar hasta a tu mujer -dijo Marvin con vagueza.
-No estoy casado -contestó Gregor que aguantaba la puerta antes de salir.
-No me extraña, con esa cara no debe ser facil eh, Gregor
-Vete a la mierda drogadicto -exclamó Gregor elevando la voz y haciendo un corte de manga
-¡Vaya! Sabes insultar... Te felicito. -Marvin cambió de tema casi sin darse cuenta.- esta noche hay cena ¿verdad Frankie? -Gregor salió por la puerta a regañadientes.
-qué remedio... Pero ahora pongase manos a la obra Marvin
-Está todo bajo control, ¿qué hora es? -Dijo bostezando y recostandose en el diván que tenía Morgan en su despacho.- bonito diván Morgan, es como estar en tu consulta.
-Son las ocho y cuarto, Jay -Indicó Morgan mirando su reloj.
-Ves Morgan. Es temprano -señaló Marvin poniendo las palmas de sus manos sobre la nuca entrelazadas y recostándose.
-¿Qué tenemos hoy Frankie? -Preguntó Marvin bostezando. Se había acostado tarde, estuvo toda la noche con la enfermera del hospital haciendo cosas que no son muy médicas, digamos.
-Hoy, Marvin. Lo primero será ir a tu despacho. -Morgan miró su reloj-. De hecho ya llega tarde.
-¡Vaya! -Marvin se levantó de un salto-. Parece que no es tan temprano
-Debería usted estar allí a las 8:05 y son las 8:15
-¡Vaya! -Repitió Marvin mirando su reloj-. Entonces es tardísimo, voy rapidamente.
Marvin se dirigió a su despacho; situado a unos metros enfrente y pasando entre medio de alguna mesa de algún compañero de la central.
Desde fuera se veía una señora en silla de ruedas en el interior de su despacho. Una mujer joven y guapa. "lástima que sea inválida, qué desperdicio de mujer". Pensó Marvin.
Entró y se sentó en su silla giratoria. Se acercó a su mesa y dejó el cubo de Rubik encima de un montón de informes. El caso que le esperaba era su segundo caso. Se quedó atendiendo a Clara; la mujer inválida que estaba en su despacho.
-Dígame Señora... -Marvin alargó la palabra "señora" frunciendo el cejo, tal vez esperando el nombre de ésta.
-Clara... González, señor. -Respondió la señora con un fuerte acento latino.- Clara González
- ¿cuál es su problema Sra. González? -Añadió Marvin. Marvin clavaba su mirada en el cubo que tenía en sus manos. Había conseguido completar la cara naranja.
-Ésta mañana. -Explicaba Clara-. Iba a trabajar, cómo cada mañana, cuando me enteré que en la madrugada mi jefe; -Hizo una pausa para reponerse de sus suspiros-. El Sr. Andrews había muerto en un accidente de coche. -Clara estaba muy afectada-. Su mujer en el entierro no parecía muy triste. Me pareció extraño. Yo apreciaba mucho a mi jefe. La policía dice que le fallaron los frenos en el coche... Sospecho mucho de su mujer porque siempre andaban discutiendo. De hecho iban a separarse. No me extrañaría qué, ya sabe...
-Usted dice... Es decir, acusa a la mujer de su jefe; de ser la presunta asesina. Tal vez un fallo en los frenos, totalmente justificado por que no... Y dice que ¿usted trabaja... -Marvin corrigió sobre la marcha-. Trabajaba para él? ¿De qué exactamente?
-Era su asistenta. El señor Andrews y yo teníamos una conexión especial; el me contrató hace ya ocho largos años. -Hizo una pausa para recordar-. Me dio un trabajo y estabilidad económica, me sacó los papeles y me dio de alta para trabajar en buenas condiciones. Siempre le estaré agradecido. En cambio su mujer.. es testaruda, cuando el señor Andrews no estaba en casa se traía amantes... Y, bueno. Ya sabe lo que viene.
-Entonces... Usted era la asistenta del señor Andrews. ¿De qué forma le asistía? -Marvin alzó la voz un poco y exageró los ademanes de sus manos-. Es decir... Permítame expresarme con libertad y sin animo de ofender. ¿Qué tipo de asistencia le ofrecía? Ya que siendo usted inválida, -Marvin miró la silla de ruedas-. No me la imagino a usted limpiando los muebles de esa enorme casa. -Hizo una pausa-. O el suelo.
-Era su asistenta personal. -Corrigió Clara-. Él era abogado, siempre tenía su despacho desordenado y con papeles por todos lados hasta que me contrató. Era su asistenta en su entorno de trabajo, no en la casa. De eso se encargaba Rita. La Exasperante Rita.
-Entonces era usted su secretaria. -Recalcó en alto la palabra secretaria haciendo un ademán con la mano-. ¿Quién es esa tal Rita?
-Rita es la... Digamos la criada. Se encarga de las tareas en la casa, y era exasperante hasta para el Sr. Andrews, que era una gran persona.
-¿eso es todo señora González?
-Si, creo... Que sí
-entonces, gracias por su colaboración. Investigaré a la señora Andrews y... Bueno, permanecemos en contacto señora González, si hay novedades la avisaremos.
-Muchas gracias detective Marvin. Espero que se haga justicia.
Marvin ayudó a Clara a salir, se quedó solo en su despacho. Con los dedos entrelazados y los brazos descansando en la mesa. La cabeza le daba vueltas. Taconeaba sus zapatos contra el suelo ante tanto nerviosismo. Se levantó y corrió sus cortinas tapando su despacho para tener mas intimidad mientras esnifaba una blanca linea de cocaína. Se limpió la nariz, respiró hondo y se sentó de nuevo; con el cubo de Rubik en las manos hasta conseguir pensar algo. Pensar algo de utilidad. Cuando... ¡Bingo! Decidió ir a la comisaría policial de Chicago para informarse más sobre el caso. Se aligeró pues pensó que Gregor tal vez podía estar ya allí.
Marvin cruzó la comisaría enseñando la placa a todo lo que se movía; hasta a un detenido esposado sentado en un banco blanco sobre una pared azul cielo. Fue hasta una ventanilla dónde le atendió Matt; el poli bobo de la comisaría.
-Buenos días soy el detective Marvin, busco a Sorbero. Al capitán Sorbero.
-Sí señor. Espere, está atendiendo al detective Gregor
-Me lo temía. -Marvin burló la prohibición de esperar y se adentró en el pasillo que conducía al despacho de Sorbero-. Lo siento mucho pero voy a tener que pasar
-Pero señor...
-Sé bueno muchacho, yo tambien tengo una cita.
Marvin cruzó el pasillo con Matt detrás suyo llamándole la atención y Marvin le ignoraba diciendo: "bla bla bla" mientras avanzaba buscando el despacho donde estaban reunidos Sorbero y Gregor.
Marvin abrió la puerta como si estuviese en su casa. Interrumpiendo la conversación entre ambos.
-Hola señor Sorbero.
-Que demonios haces aquí Marvin. -preguntó Gregor-.
-Señor sorbero, se me ha escapado -alegó Matt en su defensa.
-No pasa nada hijo, sal y cierra. -Ordenó el capitán.
Marvin ni siquiera saludó a Sorbero. Se dirigió primero a Gregor.
-¡hey Gregor! Te has adelantado esta vez pero recuerda; me acabarás pidiendo ayuda.
Sorbero intervino en la conversación.
-Detective Marvin... -Éste ofreció su mano para que Marvin la estrechase-. Mucho gusto en conocerle. Dígame, ¿a qué debo el placer de su visita?
-Placer... Suplicio, diría yo -opinó Gregor-.
-Gregor... -Marvin miró directamente a Gregor, volviendo a pasar de Sorbero que permanecía de pie, tal vez esperando su respuesta-. Te invito razonablemente a que te vayas donde sé que estás deseando ir
-A la mierda te irás tú
-¡Oh! Siempre llevas todo por el mal camino. Sé por que estás aquí, por lo mismo que yo. Aunque yo soy mas listo que tú. Ibas al depósito a ver el coche con el que el Sr. Andrews se mató. Para buscar pistas de si fue accidente, asesinato o suicidio. Vayamos entonces, este caso, quieras o no; es de ambos.
Gregor agotó su paciencia. Gimió y dijo:
-Eres incorregible, Marvin
-Irresistible, Gregor. -Marvin alzó el dedo índice-. Es la palabra que buscas.
Sorbero lidió entre ambos, diciendo lo que ambos querían oir.
-Bueno caballeros, dejémonos de vacilaciones y acompáñenme al depósito ¿quieren?
Salieron afuera. Seguidos de Sorbero. Fueron en el coche del capitán Sorbero al depósito de coches destrozados. Marvin en seguida identificó el coche, pero se sentó esperando a que Gregor lo encontrase. Pasó una media hora y Marvin estaba sentado con el cubo en sus manos resolviendo la cara azul cuando la naranja se dividió de nuevo. Marvin frunció el cejo. Molesto, se levantó guardando el cubo en su chaqueta y Gregor todavía no había identificado el coche.
Marvin fue más listo, alzó la voz y exclamó:
-Bueno Gregor. Ya me he aburrido, el coche es ése. -Dijo señalándolo con el dedo índice-. Lo sé desde que he entrado
-¿cómo demonios lo sabes Jay? -Gregor tuteó a Marvin, quizá para ofenderle pero no pareció importarle.
-Es simple; coche de lujo, color grisáceo. Fuertemente dañado en la parte del conductor; te recuerdo que en el informe pone que salpicaron ciertas virutas de pintura del coche en el quitamiedos de la izquierda antes del fuerte choque. Es decir; no hubo frenazo... Interesante
-¿Qué opina de esto detective? -preguntó Sorbero para no sentirse desplazado, señalando el desgastado disco de freno de una de las ruedas.
-Bueno... Es dificil asegurar un corte en los frenos. Parecen intactos pero... -Marvin cambió el tono considerablemente, haciéndolo mas llevadero para darse a entender-. Bueno siempre puede haberse manipulado el sistema electrónico.
Gregor se dirigió a Marvin sin mirarle a la cara. Se estaba mirando las uñas apoyado en una agrietada pared del depósito.
-bueno Jay, en eso te doy la razón
-Ah... Ahora me tuteas
-No os podeis llevar bien... ¿ni un rato? -Dijo Morgan que apareció en el depósito ante sus espaldas.
-Vaya -exclamó Marvin-. Mira quien se ha dignado a aparecer, ¿como supiste que estaría aquí?
-Pura deducción. Soy psicólogo recuerdas. Practicamente pienso lo que tú piensas
-Si fuese así querido Frankie... Estarías viendo a Gregor con cuernos sobre su cabeza
-Vete a la mierda Marvin. -Dijo Gregor alzando el dedo corazón haciendo un corte de manga-.
-¿Estás preparado para pedirme ayuda Gregor? Ya he hecho una reconstrucción mental del accidente y... Nunca fallo
-Vete al infierno Marvin
-¿qué hay allí para mí? -se preguntó alzando los hombros-. Nada. Prefiero quedarme gozando de las caderas del mundo ¿no crees Frankie Morgan?
-Marvin... -Morgan sonó serio-. O Frank, o Morgan. Los dos juntos no. ¿De acuerdo? Y nada de Frankie.
-¡Vaya! Me recuerdas a Watson; el compañero de Holmes. Siempre tan recto y serio.
-Tú en cambio no te pareces en nada a Holmes. Eres incorregible -dijo Morgan alzando las cejas
-nadie entiende... -Marvin siseó-. Irresistible, Morgan. Es la palabra que buscáis.
Gregor entró en medio de la conversación haciéndose notar.
-Mi diagnostico es qué perdió el control del vehículo. Aquí hay pastillas para evitar dormirse. No hicieron el esperado efecto y se la pegó. Y al fin. Durmió eternamente, no hay mucho más.
-Muy simple Gregor. Creía que eras mas inteligente. Además... ¿Diagnóstico? Esa palabra suena a Médico... A médico tonto; esas pastillas; Tienen nombre. Se llaman antisomniferos; para ser exactos, -Marvin tomó las pastillas del suelo del coche- son pastillas de cafeína. Masticables como un chicle, la solucion sería preguntar a los medicos forenses si encontraron esos chicles en su estómago.
-¿cuál es tu versión Marvin? -preguntó Morgan
-Es mucho mas... Aventurando a lo complejo. Digamos que hay una conspiración; -Marvin procedió a explicar-. Hombre rico; su mujer qué... por lo que he oido, odiaba a su marido. Ves estas especies de fisuras en el volante. Es como si lo hubiese intentado morder. Agáchate y mira bajo el coche, Gregor
-¿Para qué? -Gregor vaciló.
-Tú hazlo. Mira sí... Más o menos al lado de esa rueda hay una bola redonda hacia fuera que huele a quemado.
Gregor se levantó y afirmó
-Sí. La hay, ¿por qué? No se dónde quieres llegar.
-Los coches de lujo no se abren normalmente. Por eso son de lujo. Esa bola controla, o regula el nivel de seguridad del auto. Es totalmente antirrobo. Pero si hay fuego dentro del coche o fuera de el y estás atrapado sin poder salir; esa bola al quemarse o al atrapar cierta cantidad de humo, activa el automatismo de las puertas y se abren solas. Hicieron eso para ser más seguro, pero realmente lo hicieron más vulnerable. Quemaron esa bola; el coche se abrió y hackearon el sistema de frenos; anulando el pedal y el freno de mano en el ordenador de a bordo del coche... Coches de lujo... -Marvin movió la cabeza a los lados, para indicar que ese sistema era inutil-. Por lo demas aún... No tengo nada más que decir. Lo del volante mordisqueado lo investigaré. Tal vez sea por que lo maniataron y le subieron al coche. Pusieron el auto en conducción híbrida; velocidad automática y control manual. Quiso controlar el volante con la boca y... Bueno, he aquí su final. El señor Andrews en la tumba y la señora Andrews con todo su patrimonio para vivir en paz y agusto trayéndose amantes a casa. Me aventuro a decir que algo así pasó... Sino hay mas que decir, voy a visitar al forense. Quiero que me enseñe lo que había en el estómago del Sr. Andrews.
Marvin ya salía por la puerta cuando le agarraron del hombro; era Gregor.
-Marvin espera. -Gregor sacó su Cartera-. Creo que... Te debo doscientos pavos. Necesito tu ayuda
-Ahórratelos Gregor. Quedamos mañana para seguir con el caso ¿de acuerdo?
Continuará...
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