martes, 10 de febrero de 2015

Los Ojos Del Vagabundo.

Los ojos del vagabundo... El joven no entendió lo que le dije... No entendió a que me refería cuando le dije esa frase.

Ese joven se llamaba Joe, fue uno de los muy pocos supervivientes del atentado terrorista del once de Septiembre, se libró por que estaba allí de becario, salió a su universidad y al volver ya estaban ambas torres en llamas. Con mucha suerte se sacó la carrera de periodista y un día cualquiera se topó conmigo... Yo le conté parte de mi vida y el me contó parte de la suya.

Todo vino por que ese joven me dijo que los cartones eran basura...
Pedí que me los diese, ya que yo no los veo como basura. Surgió que dijo eso y... Bueno, le expliqué mi punto de vista sobre el cartón o sobre lo que él veía basura o lo que no.

Primeramente el frío... Es algo que muchos dicen sentir.
Yo le pregunté qué haría él con bolsas de plástico o con hojas de periódico. Encogiéndose de hombros dijo que lo más normal sería reciclarlo.
Le dije que en las bajas temperaturas en las horas de madrugadas esas dos cosas podían ser el mayor tesoro de cualquiera, hojas y bolsas de plástico pegadas entre ropa y piel podían hacer de una noche congelada, a una noche menos fría.

El hambre... Es algo que también dicen sentir.
Y la vergüenza... La que sienten al ver a alguien como yo, giran sus cabezas y disimulan; fingen no haberme visto y no sueltan una mísera moneda.
Odio profundo... Mis ojos te observan y te examinan; los ojos de un vagabundo.
Detrás de cada gesto, de cada movimiento de mis ojos puedo ver más allá. Ver el enorme valor de lo que para otros es basura; ver cómo oro lo que para otros sería piedra...
Así cada mañana al despertar... En algún banco habiendo sido presa fácil del frío, de las burlas de los adolescentes o de la caridad de alguna buena persona que deja unas monedas o un café bien caliente en estos días de furioso frío a la intemperie. Despertar con dolor de espalda, en algún banco. Despertar de frío; protegido por unos cartones, que tú ves como basura pero que yo veo como oro. Una almohada de bolsas de la compra; objetos que tú ves útiles una vez, yo los uso una, otra, y otra vez.
El abrazo, el enorme abrazo de una bufanda; muchos dicen tener frío... No sabéis lo que es el frío...
De la luz del alba a la noche. Dónde la luna es mi amiga, donde su luz ilumina cada noche, en ella veo lo que nadie ve; cada noche al dormir a pesar de todo me siento orgulloso de escrutar el cielo estrellado y ver el pasear de la nubes, en esa enorme decoración de la naturaleza que a veces podemos ver; las estrellas fugaces... Dónde uno ve rutina, yo veo ilusión cada noche, cada noche por saber y por rogar el tener un día siguiente, en el que extiendo mi mano esperando alguna moneda en la tarea de la limosna.
Jamás entenderán que el dinero no da la felicidad... Jamás podréis saber lo que mis ojos ven, donde yo veo ricos de dinero en abundancia; realmente hay pobreza emocional o agobio, por querer más y más. En cambio yo... Que diariamente recibo dinero suficiente para vivir ese día... Soy feliz con tener nada, y a la vez lo tengo todo.
El mañana es un misterio, eso, bajo mi punto de vista; es vivir.
Vivir cada día, es un regalo. De ahí que regalar algo se le llame presente, por que ningun regalo puede compararse con vivir el presente.
Mis ojos, que bajo un rostro manchado y una barba larga veo más que tú; en eso tú ves basura; en cambio yo, con mis ojos de vagabundo veo un absoluto manjar. Saborear latas de conserva que encuentro en cubos de basura, saborear tomates, patatas. Aparentemente malos... Pero en mi situación no puedo mirarle el diente al caballo regalado. Despertar y ver una infinidad de personas nuevas cada día; catalogarlas en tipos, en colores de ropa, en altura... Así uno no se aburre. Pasear libremente por cualquier sitio; no necesito más que una fuente de agua cada cierta distancia y algo de comer con los céntimos sueltos que voy recolectando de los transehuntes.

Indigente, sí. Honrado, también. No hago daño a nadie poniéndome en la puerta de un mercadona o de un carrefour... Aquí viene el que al principio dije... Ese joven; Joe, que dijo que doy mal aspecto al estar en la puerta. A lo que respondo:
"Me pongo aquí para ganar algún euro joven"
El tipo que dijo eso tenía cartones bajo el brazo, cartones inútiles; para él. Le dije:
"¿vas a tirar esos cartones?"
    Y me respondió:
"Sí, es basura"
   yo le dije:
"No, no lo es. Dámelos a mí"
Extrañado me los dio y me preguntó:
"¿No es basura?"
   Yo alzando mis enguantadas manos por el frío le dije:
"los ojos de un vagabundo"
   A lo que extrañado me preguntó de nuevo:
"¿Qué quiere decir con eso?"
   Yo le respondí:
"Hijo, dónde tu ves basura, yo veo oro. Así son los ojos de un vagabundo".

Al final el joven entendió lo que le dije... Se sintió culpable de haberme llamado estorbo y me dio los cartones, estuvimos hablando un largo rato, yo perdía algunas monedas pues entraba y salía gente a cada rato, pero eso me daba igual, por lo menos una persona trajeada y elegante se detiene a hablar con un llamado "desecho de la sociedad"
Me contó parte de su vida, me dio, repito; los cartones y a parte veinte euros... ¡Vaya! Parece que comeré más y mejor durante unos días.
Además Joe quiere hacer un reportaje sobre mí en televisión, y quiere llamarlo:
"Los ojos del vagabundo".

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