martes, 31 de marzo de 2015

Lágrimas en la almohada.

El sabor de su boca... La miel que desprendían en cada beso sus labios, el ardor de su cuerpo bajo las frías sabanas, que se envolvían en su calor. El calor de su aliento, el roce de sus brillantes cabellos entre mis dedos cada vez que la hacía mía cada noche... Su sonrisa, capaz de derretirme, la curva de su sonrisa mezclado con el rojo de sus labios y el reluciente blanco de sus dientes, que dejaba entrever sus rosadas encías perfectas para mí...
Sus dedos, cada detalle en ellos, cada detalle de ellos. Recordar el placer de sus caricias, cada contacto de sus manos; frías o cálidas, era realmente perfecto y recordar cada detalle, cada secreto que podía esconder en su mirada, cada mejilla sonrojada, cada sonrisa escapada y cada suspiro de amor por ella...
Cada suspiro que ahora son puñales, puñales que me hieren y me matan por dentro, me dañan por saber que ya no será mía. Me duele por que ella ya no está, ella se ha ido presa fácil de su enfermedad, la muerte me la arrebató en esa noche en la que se sentó a cenar con nosotros. Yo tranquilo pero nervioso, ella tosiendo sangre y dibujando un río rojo por su barbilla hasta caer desplomada en esa cena en la que hubo un tercer invitado inesperado; el Hepatitis C.
Invitado por excelencia de la sanidad, enviado directamente por los ministros de salud, de sanidad y de economía; culpables de haber subido el precio tan elevado de las medicinas necesarias para esta tan cruel enfermedad... Es por eso que lloro cada mañana, al no verla a mi lado despertándome a besos como de costumbre. Es por eso que derramo lágrimas cada noche en la almohada al recordarla y no tenerla abrazándome, llenando el hueco vacío que deja mi cuerpo sin ella al otro lado del colchón, del frío colchón que no tiene más que lágrimas y llantos olvidados.
Es por eso que veo los días negros, oscuros y apagados aunque el sol brille intensamente, es por lo mismo que bebo cada noche hasta sentirme un cobarde por no hacer nada y quedarme llorando de brazos cruzados cada día hasta que la herida cierre, hasta que el corazón se recomponga; tarea dificil pues no dejo de verla en cada momento, en cada recuerdo, en cada detalle, en cada foto de los marcos que he puesto boca abajo y de los cuadros que he dado la vuelta. Aún así la recuerdo, como una vela intensa; brillando. Luciendo. Dándole calor a mi fría vida... Y cada día la cuesta arriba se hace mas larga, mas dificil llegar a la cima del olvido, mas dificil pues al verme a mi mismo en el espejo, al ver mi cuerpo, veo sus marcas, veo sus besos en mi cuello, en mi boca, veo sus caricias en mi pecho, en mi cara, sus dedos aún siguen entrelazados en los míos, sus piernas siguen rodeando mis caderas, su olor tan dulce está en mi armario, en toda mi ropa, en mi nariz llamando y diciendo: sigo aquí no me he ido de tu lado... Y a veces pienso que ojalá fuera verdad que siguiese aquí... Al tratar olvidarla más pienso en ella, y cuanto más pienso en ella más lloro cada noche en la almohada. En la mojada almohada de lágrimas derramadas por la mujer de mi vida... Pienso que yo fui el hombre de su... De su muerte.
Justo antes de morir tosió entre mis brazos y me dijo:
"te quiero".

Seguiré luchando con ese "Te quiero" tatuado en mi alma, con tinta de tu sangre... Por que yo también te quiero.

Fabián Hernández.
15 Julio 2015.

lunes, 23 de marzo de 2015

Las noches de chicago parte III.

Las noches de Chicago parte 3 de 7.
              Capítulo III.
   "Malditos. Malditos sean."
  Para cogerle el hilo a este relato, es conveniente que leas el capítulo 1 y el 2, así podrás entender exactamente de que va.

Tal como dije anteriormente le rogué que subiera al coche y que fuésemos a hablar mas tranquilos, a mi casa. A mi arruinada casa. Una vez allí, la noche iba  ser larga; tocaba explicarle que era un ex-convicto, ex-policía, viudo y padre de una hija asesinada, sin familia y muchas cosas por investigar. Menuda noche pasó...
  No comprendía el por qué de la situación, le di un par de calmantes y whisky pasado por agua, por eso no comprendía la situación o no parecía afectarle... Le expliqué todo detenida y detalladamente, me miraba con una discreta atención y cuando acabé, únicamente exclamó:
  -Malditos... Malditos sean. Pagarán por ello. Los culpables pagarán por ello.
   Joder, yo que creía que no iba a entenderlo... A mi entender se lo ha tomado con bastante calma el tío. Daniel Jacobs sigue amnésico, y ahora que lo sabe puede que haya recordado algo así que antes de avanzar en esta enredada investigación con un ex-poli, tengo preguntas que hacerle.

  -Bueno señor Jacobs... ¿Recuerda algo? -Dije yo ofreciéndole un cigarrillo-. Es decir, a raiz de lo que le he contado... ¿Ha conseguido recordar algo? -Pregunté.
  -No por el momento... -Dijo él negando el cigarrillo-. Sólo sé que, tengo la extraña sensación de que algo me posee, algo me hizo.
-Garraspeó la garganta-. Algo me hizo meterme en líos en tu local, cosa que lamento.
  -Por el local no te preocupes, ¡tengo una idea! Haremos un trato, yo le ayudo a encontrar a los culpables -Propuse yo-, y usted me ayuda con la reconstrucción del local ¿Trato?
  -En estas condiciones, no me queda otra que aceptar, quiero que esos malditos cerdos paguen por lo que han hecho.
    Le propuse ese trato pues sabía que disponía de dinero en efectivo, me ayudaría, y yo le ayudaría.
  -¿Sabes quién es Voga? -Formulé esa pregunta, pero él no pareció reconocer el nombre del suso dicho.
  ¿-Voga?... -Frunció el ceño mirándome bajo la ténue luz de una bombilla que se balanceaba de un lado a otro en el techo-, me resulta familiar pero no consigo asimilarlo ahora mismo, maldita amnesia.
  -Tiene costumbre de maldecir, ¿verdad?
  -Maldigo cada momento que pasa, cada vez que pienso que no puedo retroceder... Maldigo a los cerdos mafiosos bastardos. Lo primero que haré será acabar con Zhirzheki Varei y con quién se interponga en mi camino.
  -Acabar con Zhirzheki sería cómo tirar una bolsa de sangre a una bañera de pirañas; contando con que es usted la bolsa de sangre, y las mafias de Chicago son las pirañas.
  -Qué recomiendas, ¿me quedo de brazos cruzados?
  -Tengo entendido, -comenzé a hablar-, según Burton, el médico; que el pianista de mi local... Cómo se llamaba... -Taloneaba los pies en una silla dada la vuelta en la que me hallaba sentado-. Arthur bonetta, así se llama. Tengo entendido que toca una extraña melodía que es capaz de someter a la gente, una especie de... Magia o algo así. Hablemos con él, me debe un par de favores
  -¿Una melodía? Magia a través de una melodía, eso es imposible.
  -La músicoterapia es algo de lo que ya se hablaba en la antigua roma.
  -Pero no queremos que se les cures, queremos acabar con éllos.
  -La cosa es que Arthur sabe... Hacer el proceso contrario, puede someter a los pensamientos, tú verás Jacobs, probar no cuesta nada y... No tienes muchas opciones, ademas, siempre he creido en eso de la musicoterapia, en nuestros libros de historia se habla de Yurain, que tambien la utilizaba.
  -Yurain el Egipcio... Eso era ocultismo.
    Yo cambié de punto de vista y le hice razonar.
  -A ver, dices que entraste en el local; -Planteé-, y que una extraña fuerza te hizo buscar bronca contra nada más y nada menos que Zhirzheki Varei, a través de tirarte a su mujer, cuando tú... Amigo mío,tienes amnesia. Te lanzaste al cuello de su mujer, no es muy normal que si tienes amnesia. Es decir, creías que tu mujer estaba viva, lo hiciste antes de la paliza; dos cosas, o mientes, o algo te controló. Ese algo, era Arthur Bonetta, el pianista, que además tocó una melodía que jamás había oído.
  -Eso de la amnesia fue antes de la paliza de Varei, de ahí en adelante no recuerdo nada, solo dependo de tí
  -Aún así es extraño, yo sí confío en ése pianista... En él o en su extraña melodía.
  -Veremos si es verdad, lo único que temo es hacer el ridículo, cogeré una magnum para estar bien preparado.
  -Yo... No se sí llevar un arma
  -Coge una navaja por lo menos Tommy -dijo metiéndose la Magnum por detrás de sus pantalones.
  -Navajas, -Hice un gesto de asco-. Demasiado sanguinario, yo... No soy un matón, ¿puedo llevar uno de mis palos de golf?
  -Si sabes usarlo, cualquier objeto puede ser un arma. -Dijo él que tomó uno de mis palos.
  -No, si se trata de un almohada. -Observé yo.
  -Con una almohada puedo ahogarte.
  -Vaya, no había caído en eso.
  -¿Entonces qué? Nos ponemos manos a la obra.
    Yo quería empezar con el local primero, era mi principal fuente de ingresos.
  -Empezaremos si te parece bien limpiando el suelo y recogiendo cada maldito escombro ¿no? Jacobs -Propuse yo.
  -Es lo mas conveniente pero, lo que tú digas, que para eso el local es tuyo y lo he jodido yo.
  -Me parece bien. -Dije mientras me remangaba. De aquí en adelante las tareas fueron fructíferas entre una conversación corta pero formuladas las preguntas en ordenados y extraños espacios de tiempo.

  -Oye... Y ¿quién era Voga?
  -Realmente no se llama Voga, se llama Don Zamotti, se cuenta que le pegó una paliza a su propio hermano, y desde ahí su propio hermano le quiere ver muerto.

  Al cabo del rato, cuando ya los escombros estaban casi todos recogidos y nuestras espaldas muy cansadad, hizo otra pregunta.
  -¿Cómo sabes eso?
  -Me lo ha contado él mismo.
    Extrañamente pasó el mismo tiempo, y cómo un reloj cuando da la hora, volvió a preguntar.
  -Voga... O sea, ¿Don Zamotti?
  -No, su hermano, me lo ha contado su hermano.
  -Conoces al hermano de Vog... De
-Corrigió-. De Don Zamotti
  -Claro, es Arthur, mi pianista, por eso mismo confío en él.

Continuará...

lunes, 16 de marzo de 2015

No es un juego de niños. Capítulo 2: El juego del ahorcado.

No es un juego de niños.

Capitulo 2.     El juego del ahorcado.

  Por supuesto que iba a dar sorpresas. Jim se ofreció de buscador en el juego del escondite porque el teniente Helny mató a su hermano, y buscaba venganza. Una venganza de honor, de lealtad al apellido Boid.
Todas las pruebas que tenía que superar lo iba a hacer a sangre fría y con convicción cuando tuviese la oportunidad. Ese era su legado, quizá para eso había nacido. Esa era su misión. Lo que viniese después era cosa del destino.
  Pasaron dos días, tan sólo dos días que Jim aprovechó para saciar su estómago comiendo y para descansar durmiendo placidamente en la litera compartida que tenía con Sareh; Un niño más pequeño que él. De unos diez años, de corto pelo rojizo y con unas infantiles pecas en su gesto de niño triste. Era el elegido para ser el ahorcado junto con Jim por votación. Pero Jim otra vez se ofreció como ahorcado por esta razón; sí un aspirante a ser ahorcado acertaba la palabra oculta, se libraría de esa cruel forma de morir, entonces el ahorcado podría plantearle a los chicos una palabra y cambiaría el orden; el ahorcado sería el verdugo, y los verdugos serían los ahorcados. La causa de Jim era algo suicida, pero era su causa.

En este juego se entrenaba la inteligencia y la determinación mental. Ayudaba a desarrollar la mente para pensar de forma violenta y cultivar en los niños pensamientos violentamente desarrollados. Por otra parte ver morir a alguien ahorcado era bueno para acostumbrar la sensibilidad en cada pequeño soldado.
Jim tenía su "Waera" que significaba palabra de salvación.
La palabra que debía plantear tenía que ser dificil, pues en caso de que el ahorcado acertase la palabra que Jim dijo, el precio por perder esa prueba era la muerte. Y morir por bobo no entraba en los planes de Jim que fue para dejar buena reputación para el apellido Boid.

El pequeño Jim avanzaba vacilante y seguro como un iceberg en el hielo hacia su objetivo; que en este caso era el puesto avanzado de inteligencia y "Rosaerium" que significa Inteligencia a partir de la letra.

Inteligencia a raiz de la letra, era la segunda prueba; el juego del ahorcado. Aprender a base de violentos juegos gramaticales tales como los que se presentan en este juego hacía a los niños enrebeldecer sus pensamientos y desatar cinismo al ganar al contrario. El juego esta vez sería diferente; otras reglas pero mismo objetivo.
Las reglas ahora son diferentes; dos mesas, dos oponentes y dos hologramas ocultos y cada uno hacía un juego del ahorcado al otro... Solo puede quedar uno, si pierde uno de los dos; el collarín de fricción que ambos tienen al cuello a uno de los dos se le activará y apretará hasta morir ahorcado. Esas eran ahora las reglas.
Por ese momento en el que Jim se enteró de que cambiaron las reglas, de repente se asustó. Rogó que no le tocase Sora, la única chica como adversaria.

Jim iba al colegio y siempre se metía en líos, vacilando e imponiéndose para ser un líder en todo su colegio; Sora truncó ese sueño de Jim al sentarse a su lado en el colegio; Jim amaba a Sora en secreto y por ella dejó de ser el que era en el colegio.

Por ese mismo tiempo Jim Boid ya estaba en tercero de Militares, con tan solo 7 años ya iba a empezar su adiestramiento de la raza Sword. Que segun el líder supremo Chino es una nueva raza basada en los entrenamientos espartanos y chinos.

Han pasado unos cuatro años. Años en los que Jim apenas vio a Sora, pero no había dejado de pensar en ella ni un solo segundo desde que se separaron para tomar disciplinas distintas. La "carrera de comandancia" por parte de Sora. E "historia del arte de la guerra" por parte de Jim.
¿Quién sabe si sus destinos están cruzados? ¿Quién sabe si son fichas de dominó qué alguien maneja para que una de las dos otorgue el golpe de gracia y caiga una, o tal vez caigan las dos?
Estaban cruzados en el camino, Jim Boid y Sora Snaq'erman. Lo que falta por ver es sí Jim tendría la amarga victoria en su mano y verla morir o simplemente dejarse ganar para que ella continúe... Pero y si... ¿Ella no le recuerda? ¿O si simplemente no tiene sentimientos por Jim salvo acabar con él en caso de que se cruzen en el juego del ahorcado?
Todas esas preguntas no le dejaban a Jim hacer correctamente el Heros; una conexión cerebro/conciencia para ejercitar la mente. Contó mentalmente de 10 a 0 y lanzó un suspiro, sentado en forma de flor de loto con las muñecas sobre las rodillas, los pulgares sobre los dedos corazón y con la espalda relajada apoyada sobre nada pensaba; en las víctimas del juego anterior; el escondite... En los cinco chicos a los que tuvo que matar para pasar esa dura prueba y pensaba para sus adentros; ¿era eso todo lo que la vida le deparaba? ¿Vivir rodeado de muerte y siendo él uno de los verdugos que con "Juegos" mataba?

Preguntas en su mente, por ese extraño heros que hizo en el que no dejaba de ver huesos, músculos desmenbrados... Todos ellos en su mente aparecían en un tono gris, excepto lo que supo distinguir como un esternocleidomastoideo que aparecía brillante y a todo color... Gracias al heros supo que esa sería su palabra en el juego; la palabra "esternocleidomastoideo".

Drake; su instructor, le dijo que era muy arriesgado utilizar una palabra de vocales y consonantes muy repetidas y de tantas casillas en el panel holograma de su rival, sobre todo por que Jim quería utilizarla en todos los enfrentamientos posibles.
Jim alzó una ceja, mostrando indiferencia, casi ignorando las palabras de Drake. Salió afuera y se puso manos a la obra... El primer rival le esperaba en unos minutos en la sala Hodec; la sala del juego del ahorcado.
El Dômer; organizador, explicaba las normas del juego:
  -Comenzamos con el duelo Jim Boid contra Carmydo Aretho, esperamos un juego sin trampas, sin alianzas. Id a muerte uno por el otro en este juego de inteligencia; sin más demora que arranque el juego del ahorcado.

Jim intimidaba con su mirada, el ceño fruncido bajo un ritmo taquicárdico. Era su turno.
  -Letra A.
A su rival le apretaba un poco más el collarín; eso quería decir que si; había letra A.
  Turno de Carmydo.
  -Letra B.
  El collarín de Jim seguía igual, sin presión. Carmydo se lamentó, entre bocanadas de aire tuvo que ver cómo Jim acertaba otra vocal; la I. Su collarín se apretó un poco más, apenas dos escasos milímetros pero suficientes para que el nerviosismo de Carmydo fuese evidente.
  -Letra C.
Fue el turno de Carmydo, tuvo que ver cómo a Jim también se le apretaba el collarín por acertar la letra C, pero su gesto era implacable, seguía con su ceño fruncido y los ojos brillando con intensidad; casi reflejando su propia alma.
  -Letra X. -Dijo Jim, un poco suicida por decir esa letra poco habitual, pero por fortuna o por inteligencia acertó y mas o menos tenía un par de palabras rondando por su cabeza.
  -Letra F. -Dijo Carmydo. Para su sorpresa, no estaba, el collarín apretaba... El próximo movimiento sería crucial; si Jim conseguía decir una letra más o la palabra correcta, Carmydo, directamente moriría allí mismo ahorcado, tal como manda la tradición de ese juego.
  Jim respiró hondo, y al ver tantas casillas; mas de veinte. Sin titubear alzó la mirada y dijo:
  -Ácido desoxirribonucléico. Panel completado.

Acto seguido, Carmydo, ante la vista de Jim fue brutalmente ahogado por el collarín. Jim había ganado, su inteligencia le hizo fuerte...
Ya esperaba rival, en este caso fue el pequeño Sareh del que se deshizo con facilidad acertando su "Waera".

Uno tras otro pudo deshacerse de ellos, con dificultad y con problemas pero proclamado ganador de séis mesas, algo nunca visto por nadie... En la séptima mesa esperaba Sora; que por su indiferencia no debía recordar a Jim...
Éste negó enfrentarse a ella. Algo que no contentó al teniente Helny... Pero aún así Jim Boid se salió con la suya, de hecho jim y Sora iban a ser del mismo equipo en el próximo juego; el juego del pillar.

Dar la talla y superar a todos los Boid ya era algo que Jim ya había hecho... Pero su apellido, su sangre, el hecho de pronunciar Boid... Iba a hacer de eso una leyenda, siempre y cuando Sora, estuviese a su lado.

lunes, 9 de marzo de 2015

Victimas Sobre El Subsuelo.

Arthur Bonetta... Nombre extraño para un judío italiano. ¿Cómo un judío pudo ser el mas alto mando de la mafia Italiana en la Chicago de los años treinta? Esta, es mi historia.

Me crié en las calles, poco a poco comencé a robar, cegado por la codicia y por las ganas de ser alguien en la vida.
Subí el listón en cuanto a robar; cada vez más y más, y objetos de mayor precio, de mayor calidad, para venderlos y ganar lo suficiente hasta hacerme con un arma y digamos... Impresionar a los de arriba... Hasta que un dia en el que ocurrió algo.
Lo que pasó fue que sobre mi cabeza no dejaba de repetirse una melodía; molesta, sí. Pero en parte reconfortante, pude ver que al golpear el cristal de una casa para entrar a robar, al recordar esa reveladora canción en mi cabeza, mi mano de repente; que sangraba, comenzó a cicatrizar y a curarse cada vez que en mi cabeza se presentaba esa melodia extraña... Esa extraña forma de hacer música.

De modo que seguí robando, no me dolía romper cristales o las puertas a base de golpes, pues pensar en esa extraña melodía, oírla en mi cabeza hacía milagros en mí.
Con lo que un día entré a robar, por error, en una tienda de música y fue ver el piano y mi cabeza mandaba mas que mi cuerpo; sin saber por que, me acerqué hasta sus teclas de marfil y me puse a tocar esa canción, esa melodía que se repetía en mi cabeza sin motivo alguno, y todos los presentes en la tienda comenzaron a suicidarse... Era demoníaco, maquiavélico... ¡Era perfecto para mí!
Yo tenía contactos con varios amigos que estaban de perros callejeros para la mafia... Siempre me llamó la atención ese mundo. Desde el día en que mi hermano Don Zamotti; un capo de la mafia, me dio una paliza en aquella vía subterránea siempre he pensado en vengarme de él; ya sea en esta vida o en otra, y ahora que podía lo iba a hacer.
Para llamar la atención de los de arriba comencé tocando el piano en el local "The Mens Paradise" que era de Tommy, aquí en Chicago, en el 1923. Era un buen lugar para empezar a usar la melodía en contra de quien quisiera; que en este caso fue dirigida en contra de Zhirzheki Varei, que le dio un golpe a Daniel Jacobs... Todo preparado por la melodía; podía someter a cualquiera a mi merced y disposicion, solo tenía que pensar en algo, y esto se cumplía...
Sabía que si Zhirzheky daba la nota, los de arriba no le perdonarían haber reducido a ruinas el local de Tommy...
Así que eliminado Zhirzheky tan solo quedan dos peces en el estanque; mi hermano Don Zamotti y Al Capone. De los que con un toque de melodía enterraré en las cloacas de la estación; como ya está enterrado Zhirzheky por el mismísimo Daniel Jacobs... Un tipo, una pieza de ajedrez de la que no me apetece hablar ahora.

Volviendo al pasado mi hermano quiso recordar la brutal paliza que me dio en los andenes subterráneos de Chicago... Puso sus iniciales "D.Z." con mi sangre en el cuarto de baño de la estación donde me dio la paliza... Antes de darme esa patada en la cabeza que me dejó fatal. Delante de sus matones no dejaba de repetir: "Mi alma es un alma inmortal que viaja de eras en eras".
No sé que quiso decir, pero ya aseguro de antemano que nadie es inmortal... Y pienso comprobarlo.

Por esa época, pasaron varias semanas; el profundo hematoma de mi ceja tapando mi ojo y mi profundo corte en el labio se curaron dejando una tenebrosa cicatriz que hasta hace días lucía... Pero al oir la melodía en mi cabeza, mientras me afeitaba veía en el espejo que no quedaba marca ni rastro alguno en mi rostro de aquella brutal paliza de Don Zamotti; mi hermano, ese que me da tanta hambre de furiosa venganza.
Sin que él lo sepa, ahora muevo los hilos debido a que someto a quien sea debido a la melodía; les congrego en la misma cloaca donde se pusieron de acuerdo depositar cadáveres; las victimas sobre el subsuelo. El mismo lugar donde fui brutalmente golpeado por mi hermano...

Ayudado por Drynil transportamos el piano hasta allí abajo en altas horas de la madrugada mientras la melodía; otra vez, se repite en mi cabeza y la defino tal y como la tengo en la mente; molesta pero a la vez reconfortante. Dañina pero a la vez curativa...
Ya dije que muevo los hilos, y así es. Drynil que es mi amigo de siempre y a la vez trabaja para ambos, les congrega... Les dice que un fantasma del pasado quiere verles.
Sentado en mi piano interpreto la melodía mientras les veo venir hacia mí... Sólo Don Zamotti; mi hermano, es capaz de reconocerme. Consigo poseerlos mentalmente debido a las cadenas mentales a la que la extraña melodía somete.
De repente y para sorpresa de Drynil, Al Capone se pega un tiro en la cabeza... Y Don Zamotti; mi hermano, se arroja a las vías del tren justo unos segundos antes de que pasase.

Desde ese día la estación cerró por miedo de haberse causado unas muertes tan extrañas; sobrenatural lo llaman... Quizá lo sea, limpian todo; la sangre, los cadáveres, pero las iniciales "D.Z" siguen ahí.

Sobrenatural es que un vulgar e inculto ladrón sea un experto tocando una melodía extraña que somete a la gente y fortifica a quien la interprete... Eso sí es sobrenatural.
Desde ese mismo día empecé a hacer hincapié en que alguien me ayudase para trasladar la melodía a papel, plasmarla y que otros como yo puedan conseguir lo que yo ahora soy; El jefe de la mafia en la atractiva Chicago.

No sé si volaremos hasta el sol o si esto tiene su repercusión en el futuro... Si de verdad, como dijo Don Zamotti: "Mi alma es un alma inmortal que viaja de eras en eras". Eso yo no lo se... Pero hasta ahora mi consigliere Drynil y yo luchamos por el comercio en la costa este, Los Angeles es del cubano Sergio Rico, mas conocido como Acuario; llamado así por que mata a sus victimas tirándolas a un acuario lleno de pirañas... Lástima que no sea lo suficientemente valiente contra mi extraña y reveladora melodía.

lunes, 2 de marzo de 2015

La ceremonia de los vikingos.

¡Hoy es el gran día! Todo preparado y todo listo para que Burlón y Carpentina unan sus almas ante los dioses que honran a la familia; Odín por parte de Burlón. Y Sannah por parte de Carpentina.
Una gran ceremonia en la que no faltan los soplos a pleno pulmón en los cuernos vikingos donde alguno bromea y echa aguamiel dentro de algún cuerno para que alguien beba o se atragante.
Cerveza, cerdo asado, tripas de dragón y sobre todo doradas copas de vino que relucen con el anacarado tono de la enorme mesa cuadrada donde estamos reunidos; algunos sentados degustando patas de cordero y otros encima de la mesa; saltando, brincando y celebrando el enlace de nuestro gran amigo Burlón y de la hasta ahora poco conocida Carpentina que está extasiada y agotada de tanto bailar con su amado y con sus familiares mas cercanos, todos derraman su bebida encima de los novios junto con escamas de dragón para desearles suerte en su vida; en el camino que van a emprender juntos.

Todos bailan mientras suenan las gaitas y los golpes en la mesa con las plateadas jarras haciendo un ritmo a la vez que cae la cerveza y se adentra en las agrietadas fibras de madera de la desgastada mesa de grandes dimensiones.
Es una ceremonia perfecta; el novio luce su mejor traje en esta noche de enlace; el traje de batalla que le dio su abuelo de cuando luchó por la conquista de aguas mediterráneas contra el legendario capitan pirata Danilo Binest.
Un traje de batalla tallado en oro y plata con detalles de navíos y de Poseidón, dios del mar y dios al que Burlón adora.

La novia en cambio luce un largo traje blanco como las nubes reflejadas al sol, con detalles estampados de un suave color violeta adornando las mangas y el velo del magistral traje que cubría su desnudez. Con el estandarte de Sannah pintado con sangre de alce en la parte superior de su mano derecha.
Noche de ceremonia Vikinga donde todos los jovenes nos reunimos para estar con las otras jovenes que nos sulibellan con su agradable presencia. Karendra no deja de mirarme mientras que mi primo Surgo tiene su brazo sobre mi con una jarra de vino; borracho y tambaleándose, consigo quitármelo de encima. Apreto mis botas y me acerco a Karendra... Quien sabe... A lo mejor en breve hay otra ceremonia Vikinga.