Capítulo 2. "El asesino de los andenes". Parte 3/3. (Leete los dos anteriores para comprender el capítulo)
-Me querías, aquí estoy, ¿que pasa Marvin?
-hola Dr. Morgan, te llamaba por que quiero que me acompañes a la vía de trenes subterránea, a ver si encontramos algo que se escapa a la vista de la Cía>> dijo alzando la mano al camarero para pedir dos cervezas.
-a la Cía no se le escapa una Marvin. Si quieres ir para situarte y para estudiar la zona vale, pero no esperes hallar pruebas
-Si hallo una prueba importante... me invitas a cenar
-trato hecho, vayamos pues.
Salieron después de tomarse una cerveza del café King Of Dorado en ese atardecer en el que estuvo estudiando las fotos, recibió una llamada de la Sra. Hollow que tenía un sospesocho, pero la corazonada de Marvin era otra, dejó que Hollow hiciese su trabajo sin mostrar demasiado interés, pues Marvin sabía, que iba a hallar algo allí. Entró al cuarto de baño a ponerse a tono con medio gramo y a coger entre sus manos el cubo de Rubik. Salía por la puerta del café y el sol estaba a punto de caer. Se pusieron en marcha en un taxi que les dejó en un callejón desde el que cruzando dos calles bajaban por una oscura y sucia alcantarilla caminando hasta llegar a esos abandonados andenes donde con linternas burlaban el cordón policial y buscaban restos de sangre u objetos similares.
<<Marvin aquí... ¡ah!, ¡que asco! hay sangre, creo que voy a vomitar...
-vaya, qué sensible. Morgan, si potas, pota más allá ¿quieres? Aquí hay... bueno, es el paraíso de los observadores.
-¿Qué ves? >> dijo Frank Morgan pasandose un pañuelo por su boca, limpiándose los restos de vomito.
-pues veo... nada y todo a la vez, puedo intuir algo importante, ¿ves éste tornillo tan pequeño? Pertenece a una navaja, si se ha caído quiere decir que esa navaja ya está rota, lo cual tuve razón en aventurarme a decir que era una navaja antigua, medianamente antigua, de tres a cinco años. Se le cayó un tornillo, y el asesino no pudo faltar a su cita de matar a una persona y llevarla a ese lugar, a pesar de que es una vía abandonada aquí se suelen reunir personas de distintos géneros; músicos a tocar música improvisada; nazis para sus reuniones de política, o lo que creen que es política para ellos; yonkis, drogadictos, mendigos e indigentes a dormir... lo que me incita a seguir pensando... él mataba una persona diaria ¿no?, supongo que las mataba fuera y una vez aquí, introducía las frases con sangre que tienen los cuerpos escritas en sus pechos, y sí... quizá se le cayó este tornillo de la navaja. El asesino que se dió cuenta tarde no pudo usar una navaja. Tuvo que usar otra arma para su última víctima, ¿notaste que el corte en la vena aorta de la última víctima era de más milímetros que una navaja normal?
-no lo recuerdo, Marvin, mas que nada por que no puedo ver un cuerpo ni la sangre, ¿recuerdas Marvin?
-ah sí... eres un endeblón que va de puntillas Frank, sea más... atrevido doctor.
-bueno, consejos aparte ¿a qué conclusión has llegado?
-he llegado a la conclusión de que el asesino tiene un grave problema de control de la agresividad, seguramente llegó a casa, se dió cuenta que no tenía la navaja en condiciones para usarla al día siguiente y dió un golpe en algún espejo de su casa... se hirió la mano y ese pedazo de cristal que cayó fué el arma que usó para matar a su cuarta y ultima victima. Tuvo que esperar tres días, y en el cuarto lo pensó. Y al quinto, cuando creíamos que se habían esfumado los asesinatos "¡PUM!" <<dijo dando una fuerte palmada- llega el cuarto asesinato. En su vena aorta hay restos de fibras de vidrio, pequeños cristales hechos trizas que me permití el lujo de examinar, todas las piezas de este maquiavélico puzzle me lleva a esta mañana: a ese fotógrafo, ese tipo que me dió las fotos, como se llamaba...¡Sam! Ese era el nombre, en su cara había gestos que solo tienen ciertas personas. Gestos que, aparentan desequilibrio mental, quiza esquizofrenia, o rasgos de doble personalidad y para eso le necesito a usted Frank. Vayamos a su casa ahora, vayamos a hablar con él y usted que es psicólogo si nota alguna anomalía le interrogaré formalmente en la comisaría
-bueno, eso es una buena prueba, parece que tendré que invitarle a cenar
-sí, soy un hombre de gustos sencillos, con una lubina bastará -dijo Marvin sonriendo vagamente.
Llegaron a casa del fotógrafo y periodista, Sam Myers se llamaba para ser exactos. Marvin tenía una llamada perdida de Lindsay Hollow en su busca, pero a Marvin no pareció importarle. Llamaron a la puerta de Sam qué dió un puñetazo a la puerta intentando escapar con una fuerza física que jamás había visto. Fueron 3 policías, Frank Morgan y Jay Marvin los que tuvieron que reducir a Sam y llevarlo a la comisaría como primer y evidente sospechoso de ser el asesino de los andenes.
Pasaron dos horas, y Sam, frente a Marvin en una habitación interrogatoria, Sam lo confesó todo. Bueno... Sam no, sino su otra personalidad. Se hacía llamar Donnie Zarko y era el culpable de los cuatro asesinatos, Sam era el bueno por así decirlo, pero había perdido la cabeza. Cuatro crímenes perpetrados a sangre fría por motivo de una melodía y de batallas interestelares decía,obviamente a Sam, se le había ido la cabeza. Pasaban los días y Marvin, que era conocido de Sam pasaba a visitarle a la cárcel llevándole su café favorito; en vaso de tubo, bien cargado, con leche condensada, nata por encima, canela molida y muy caliente, y Marvin le hablaba de lo que el otro tipo que tenía en su cabeza, le decía... le decía cosas de una melodía y de que su alma era inmortal y viajaba de eras en eras, justo el texto que se completaba juntando todos los textos que tenían las víctimas sobre su pecho. Sam, el asesino de los andenes, estaba entre rejas. Marvin telefoneó a Hollow pidiéndole disculpas por ignorarla, pero era un premio, ya que había encontrado al Asesino. Marvin se sentó en su despacho y seguía con el cubo, ya tenía completa la fase de cuadrados blancos pero al intentar completar la roja, esta unión se separó y los cuadrados blancos se separaron, Marvin hizo un gesto de rabia y dando un suspiro, guardó el cubo y leyó su siguiente caso... era tarde, debía dormir, mañana le esperaba otro día de trabajo donde tenía que dar el todo por el todo, pero esa noche, antes de dormir, telefoneó a Frank Morgan y le dijo: "Sr Morgan ¿para cuando esa suculenta, exquisita y deleitosa cena?"
CONTINUARÁ...
Sino has entendido mucho este relato vuelve a leer: "Marvin Capítulo 1" o "Falsas Pisadas" que está enlazado en grán parte con este capítulo de Marvin.
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