Esta carta es para tí amada mía, ya empiezo a sentir como se me olvidan algunas cosas y ahora que estoy a tiempo, antes de empezar mi viaje hacia el olvido, quiero que guardes mis recuerdos, en una caja imaginaria, esa caja en tu mente, antes de que la mía comienze a olvidar tus caricias tu olor y el secreto que suele esconder tu mirada.
Quiero que llenes esa caja de recuerdos de los años más dichosos de mi vida junto a tí, de mis recuerdos, de mis noches abrazándote, ese paseo en la playa, en el noventa y tres, es un recuerdo que quiero guardes, desde mis ojos, viéndote a tí sentada y jugando con la arena sobre tus manos y la salada orilla tocando mis tobillos, contigo a mi lado paseando en aquel frío y gris día que visitamos Benalmádena, ese es quizás el recuerdo que más quiero que guardes...
Quiero que recuerdes por mí, hacer que mis ojos y mi mente sean tuyos, que mis recuerdos sean tuyos.
Esa noche, que estábamos en casa bailando un vals, y yo te pisaba por que no sabía, nuestros baños de espuma y nuestros viajes, pronto olvidaré eso... coge esos recuerdos y cuando llegué el día en que no sepa ni quién soy, cógeme de las manos y sácame a bailar que como siempre que bailabamos seguro te pisaré, méteme en la bañera y bañémonos en espuma como siempre solíamos hacerlo, y llévame de viaje a algún sitio que antes de mi enfermedad conocía y que ahora me resultará totalmente nuevo.
Seamos felices, no quiero lágrimas o amargura, no quiero que llores cuando llegue el día en el que te pregunte quien eres, no quiero que estés triste cuando te mire y en mi cara no se dibuje un gesto de alegría o de reconocimiento, pues no seré consciente de que estoy enfermo, no seré consciente de haberte dejado esta carta.
Cuando los medicos me diagnosticaron esta enfermedad, se me cayó el mundo encima, no por temer saber quién soy yo, sino por no recordar quién eras tu.
Ni acordarme de mi pasado, por vivir cada dia un presente diferente y por no saber que pasaría mañana, por olvidar mi propia identidad, todo eso no me importaba, solo me importaba el acordarme de tí.
Temo el día en que el alzheimer me gane la partida al despertar de la cama y te mire a mi lado... y en vez de recordarte, me extrañe por no saber quien eres.
Esta carta, son letras olvidadas, que mas tarde o mas temprano olvidaré. Si hay algo de lo que me lamento es de decir que el día de mi boda sería inolvidable, me lamento por que ya de echo sufro lagunas...no lo recuerdo exactamente bien.
La memoria es un verdadero tesoro que no se puede comprar, no tiene precio, es un dón eso de recordarlo todo a lo largo de tu vida, admiro a esas personas y hasta ahora me admiraba a mí mismo... antes de esta enfermedad que me llena el cerebro de olvido en el tiempo, apenas recuerdo fases de mi infancia, apenas reconozco a mis propios nietos, ni la música que tanto me gusta, ni las películas que siempre estuvieron en mi selección de cine favorito, poco a poco soy una hoja caída del arbol siendo llevada por el temporal hasta que se pierde y es olvidada y pisoteada por el tiempo, ya ni siquiera recuerdo como he empezado esta carta, son las seis de la madrugada ahora mismo y no recuerdo bien lo que cené anoche, ni si tomé la medicación que dicen que frena un poco mi carrera cuesta abajo hacia el olvido, pero para darme la medicación estás tú, por eso no me preocupo...
Quiero que hagas algo, siempre que puedas, quiero que escribas nuestra historia, con todo detalle, y cuando llegue el día en que te pregunte: "¿Qué és ese libro?" Tu me dirás que es la historia de dos personas enamoradas de la vida y enamoradas entre sí, quiero que comienzes a leérmela, poniendo como protagonista a una persona que yo por ese entonces no conoceré.
Hasta entonces, hasta que mi memoria se aleje de mí, mis vellos se pondrán de punta y mi espalda tendrá escalofríos al verte por miedo a perderte de mi mente un día.
Mientras llega ese día, daré gracias a diós por despertar y recordarte, al menos un día más.
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