martes, 28 de octubre de 2014

La Reveladora Melodía.

Está ocurriendo...
Estamos en guerra... y en mi cabeza no hay pensamientos, ni sensaciones, solo la necesidad de coger provisiones, y esa melodía que se repite en mi cabeza una y otra vez, esa molesta melodía que suena a acordes de mandolina y a lo que debe ser una especie de piano junto con un sonido de Smart ciertamente desafinado que a medida que piensas que es una molestia, vas pensando que no quieres dejar de escucharla. Crees que te debilita pero te da fuerza y ganas, te subes al cielo al oírla, parece que sufres jaquecas en la cabeza pero realmente te despeja la mente y te hace concentrarte en cualquier tarea. Es contradictorio y raro, pero cuanto más molesta te parezca, mejor te sientes, te pone eufórico. Donnie Zarko, se repite una y otra vez en las calles, en los megáfonos: "Se busca a Donnie Zarko, se busca a Donnie Zarko". Y así vez tras vez...
Ese al que buscan es a mí, soy el inventor de esa melodía, que como el Dr. Frankenstein se arrepiente de haber creado una persona peligrosa, yo me arrepiento de haber creado una melodía peligrosa. La nombré "Volaremos hasta el sol". Estamos en pleno siglo treinta y dos, y estalla la guerra civil por el control de dos cosas: Parkón; mi mundo, situado a doce lunas de la tierra, donde se vivía hace dos eras; y por el control de "Volaremos hasta el sol". ¿Por qué alguien quisiera tener esa melodía en su poder? Os estaréis preguntando...
Esa melodía no es una música cualquiera. Está probada médicamente para curar heridas, depresiones, tumores. Fue la alternativa a la cura contra el sida y la solución contra la muerte natural; y no solo eso, fue desarrollada para que al entrar en los oídos haga sentir mal, pasando por el tímpano hasta el hipotálamo, y ese malestar que tan solo dura unos minutos acabaría por convertirse en una relajación interna. El cerebro manda órdenes de acabar con toda sensación de dolor y pesar, y si tienes heridas acelera el proceso de cicatrización de días o semanas en tan solo unos segundos.
"Es un virus anticuerpo sonoro en forma de canción que si se usa correctamente puede ser muy útil para médicos y científicos", dijo así Leonard Shaf, presidente de la Organizacion Mundial de la Salud de Parkón. Recalcó varias veces las palabras "correctamente" y "útil".
Él era consciente de que en malas manos podía manipularse para hacer el mal, para generar sonidos que sean dañinos y causen la
muerte, bien para ejércitos, o bien para que los villanos siembren el caos...
La maldición de esa música es que el oído es el único sentido que por más que intentes ocultar no lo conseguirás,
siempre vas a oir, aunque sea un poco, siempre vas a oir. Los demás sentidos sí puedes ocultarlos; la vista, el olfato... Sí puedes ocultarlos, el oído no...
¿O sí? Aquí surgía un interrogante que ya no es ningún misterio... por eso hoy estamos en guerra, tenemos un golpe de estado en Ámazon, uno de los seis distritos. Estamos en guerra
debido a la ambición del general Acuario, que quiere el control de la melodía, y ha dado órdenes de busca y captura sobre mí... El debate venía de semanas anteriores. Se aprobó en el comité de acciones militares que se usaría la melodía contra fuerzas de otros mundos en caso de una guerra interestelar, y surgió el interrogante del que antes se hablaba... La música es para hacer bien, y el bien lo hace a todo el mundo, así que pensaron en manipular su centro, el centro de la partitura de la melodía insertando sonidos gurutriviales que harían debilitar al enemigo, y que a su vez, también a su propio ejército. Pero el general Acuario no es tonto, sabe lo que hace... y con una copia de la reveladora melodía podría hacer dos cosas: llevar a la batalla dos melodías. La original, insertada en los microchips de los hombres de su ejército; y la otra canción, la versión manipulada que al oírla te debilita y te hace más vulnerable, hacerla sonar en el campo de batalla para los combatientes del bando enemigo.
Pero deberían hacer algo
para no oír la melodía manipulada. Para eso sus propios soldados llevarían un biodrive en su última vértebra, la vértebra de estimulación del sonido, incluyendo también auriculares de avanzada tecnología donde sólo escucharían la melodía original y las voces de su general, el general Acuario.
Si todo fuese así, no estaríamos a salvo de nosotros mismos... El general Acuario es codicioso y sé que
intentaría hacerse con el control de Parkón, y si pudiera con la flota interestelar del universo rompiendo así el equilibrio de paz y armonía que une a los
trece planetas con vida de esta nuestra galaxia... Por eso cuando hace dos días me invitaron a una de sus asambleas militares para debatir sobre si el proyecto
"Melody For Combat" se aprobaba yo era quién decidía... Yo era la última persona para desempatar a favor o en contra... Y lo hice... desencadenando odio en el frustrado rostro de Acuario con mi voto...
Ayer se dio la orden de que debía entregar mi melodía, o al menos hacer una igual, porque nadie sabe cómo
interpretarla... Solo yo.

Mi trabajo es la musicoterapia y la musicomedicina, y hasta
el día de hoy soy la única persona que ha compuesto melodías curativas, siempre usándose para el bien. Pero como hay luz también hay oscuridad, y como hay días soleados también hay días de
tormenta. Sabía que el tiempo era mi más preciado tesoro en ese momento. El poco tiempo, mi aliado para huir de Ámazon a Socram, el distrito del norte. Tomé lo más necesario para huir. La melodía escrita a mano la llevaba en una carpeta de cuero cual filósofo en tiempos
del Renacimiento; en mi
mano derecha una Burlot
automática cargada con ciento ochenta cicroproyectiles de expansión dual, en otras palabras, tres balas dentro de una bala que se unen en tu cuerpo, hacen explosión y puf...
adiós. En mi mano izquierda, una granada mini black hole, que como su propio nombre
indica, al explotar desarrolla un mini agujero negro que te
absorbe y te lleva a un lugar del que no podrás salir jamás, donde eres castigado con la
oscuridad y la inmortalidad. A ese lugar lo llamamos Sabbath.
Y faltaba algo imprescindible para salir de Ámazon. Lo llevaba a mis espaldas, mi mochila con provisiones y lo más importante: la ventana teletransportadora. Pero para accionarla necesito altura, y no una altura cualquiera... Salgo de mi habitación
con la serenidad físicamente tranquila, pero con unos nervios múltiples en mi cabeza... Y pienso que...Acuario ha mandado ya a varios de sus hombres en mi
búsqueda, y sabiendo
cómo es... seguramente
haya enviado unos veinte
hombres. Con lo que no
cuenta es que yo tengo la
melodía y que me voy a
poner a escucharla para ser infinitamente superior a ellos. No dudo un segundo en
coger mi biodrive y enchufarlo en mi última vértebra, la vértebra de estimulación de los sonidos.
Bajo las escaleras y en el
pasillo sólo veo luces de
un tono anaranjado dándole vida a ese pasillo marrón y apagado, me detengo y me doy la vuelta. Dos hombres frente a mí, totalmente de negro.
No dejo de oír la melodía cuando también oigo pasos tras de mí. Giro mi cuello y también hay otros dos hombres totalmente de negro. No he sido militar, nunca he matado a nadie pero sin embargo...no temo, es todo lo contrario.
Muestro valentía como nunca antes y en un duelo de balas cruzadas y cargadores gastados salgo milagrosamente vivo, con una herida superficial en el brazo que sé que dejará marca el resto de mi vida pero que ignoro. Un vendaje rápido y unos calmantes y prosigo mi camino hasta la salida del robotizado edificio en el que vivo.
También decir que la melodía rápidamente cura mis heridas, no recordaba el alcance de su poder. Mi parada para el vendaje y los calmantes ha sido una verdadera estupidez en la que no reparé en pensar.
Quito el vendaje de mi brazo y no es ninguna sorpresa, no hay herida ni cicatriz. En mi rostro se dibuja una pícara
sonrisa de satisfacción. No caí en que fuera habría más hombres completamente de negro, así que al tener la mente más abierta -gracias a la melodía- subo de nuevo a la escena del crimen entre esos cuatro hombres de negro que se hirieron a sí mismos debido a mis esquivos. Me acerco a uno de ellos y tomo su traje que lo cubre de pies a cabeza para salir por la puerta como si de la boca de un lobo se tratase.

Drynyks Drynyl, el desarrollador de las tecnológicas puertas llamadas SHA, las tiene bloqueadas con campos de fuerza gravitatoria y no será facil salir de ahí, Acuario ha golpeado primero esta vez.
La vida es una casualidad y una serie de cosas especiales que sino sabes verlas o tratar de entenderlas, jamás entenderás el sentido y el propósito de tu vida, el mayor sentido que ahora mismo tiene la mía es escapar de los afilados dientes de este negro y metafórico lobo.
No hay salida, estoy practicamente cazado salvo por que llevo uno de estos trajes negros, pero el código del traje se asemeja al ADN de quién se lo pone y al acercarme a la puerta se detectará que no soy un soldado y esa puerta dará una alerta al general Acuario, no puedo permitirlo, no puedo permitir que la melodía acabe en las manos de Acuario pero cuanto mas tiempo pasa menos segura está la melodía.

El cuerpo caduca y muere pero el alma, vuela libre por la eternidad de era en era y de milenio en milenio y quién sabe si de mundo en mundo o de universo en universo, o quién sabe si nuestra vida es una espiral que siempre se repite y nacemos y morimos repitiendo así nuestra misma vida una otra y otra vez, conociendo a las mismas personas una y otra vez, nadie lo sabe pero yo estoy apunto de comprobar si hay algo más allá de la muerte, voy a cometer una locura que quizás sea a última... voy a entregarme al General Acuario.

Me acerco a la puerta y comienza la nerviosa alarma a sonar y a dejar perplejos a muchos ciudadanos de Ámazon. Transcurren varios minutos hasta que se despliega un cordón militar rodeándome el General Acuario y varios de los hombres de su ejército llamado Itacca.
Acuario se acerca vacilante y con aire narcisista eleva su cuello mas allá de lo normal y acercandose cada vez mas a mí va sonriendo impulsado por mi estupida decisión de entregarme.
"Dámela" dijo elevando la voz y extendiendo su mano con ese robótico uniforme militar. No me lo pensé, la saqué de mi cartera de cuero y la puse en su mano, sólo le rogué que la usase para hacer el bién, el círculo de hombres uniformados que había sobre mí se disolvió y yo era libre para salir por esa puerta e irme lejos de allí, el se quedó la melodía, pero no saben que no hay nadie que la pueda interpretar salvo yo, y en caso de que encotrasen a alguien, es una simple copia falsa, sin el centro terapéutico no era mas que una molesta melodía, me tomé la necesidad de copiarla hace unos días, ya que sabía que era la única forma de salir de allí con vida...
La melodía seguía sonando en mí, estaba casí en estado de histeria.
Subo la sierra del Juawei en tres minutos, montado en mi aeronave, y ahí, con la nieve por testigo y la oscuridad de la noche sin estrellas abro mi ventana teletransportadora a la altura suficiente de pérdida de gravedad para realizar un salto en el espacio, y llego a Socram donde la luz del cuarto sol me hace tapar el destello de ese grán astro flameante de llamas moradas protegiéndome con mis gafas.
Segun el momento que es y los cuatro días que han pasado en ese salto en el espacio y el tiempo, Acuario no tardará en averiguar que estoy aquí y que le engañé, y vendrá a buscarme el mismo. Todas las ventanas teletransportadoras tienen un micro localizador de saltos temporales y supongo que estará buscándome, pero cuando vuelva a por mí ya será tarde... me abré ido a otro lugar, y cuando siga mi estela, estaré en otro lugar... siempre huyendo de Acuario, tal vez para eso nací, para burlar a la muerte en cada intento, para respirar hondo en cada salto en el tiempo y el espacio, no quiero saber cuando moriré ni pensar en el día en que Acuario me pueda dar caza, pero cuando lo haga...si llegase el día, he dejado la verdadera melodía enterrada bajo una palmera en una playa de Socram, la playa de Guguel, ahí estará a salvo para mi aprendiz, Eteocles, el próximo Musicoterapeuta, que sabe perfectamente donde la he escondido... seguiré huyendo y burlando al general Acuario hasta el fin de mis di... de sus días.
Mi alma, es un alma inmortal que viaja de eras en eras...

CONTINUARÁ...

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